Juana de Arco nació en Domrémy el 6 de enero de 1412 en una familia de campesinos de Lorena muy religiosa. A la edad de 13 años declaró escuchar voces celestiales que la llamaban y trataban de comunicarse con ella. A estas voces, muchas veces la acompañaban visiones del Arcángel Miguel (de quien se dice defendió la Fe en Dios contra el ejército de Satanás), Santa Catalina (a quien se le reconoció el título de Doctora de la Iglesia) y a Santa Margarita (venerada como santa mártir y virgen).

En 1429 los ingleses se encontraban listos para ocupar Orleáns en su totalidad, en aquel momento Juana, prestando oídos a sus voces, decidió que debía correr en ayuda del Delfín de Francia y detener la avanzada inglesa.

Así se presentó en presencia del Delfín (en febrero de ese año) como aquella que había sido enviada por Dios para salvar la suerte de Francia. La leyenda quiere que el Delfín, desconfiando de ella, se escondiese entre los presentes en un salón pero fue reconocido por Juana quien se dirigió directamente a él sin haberlo nunca antes visto o conocido. El Delfín se convenció de la sinceridad de Juana y decidió confiarle el trabajo al que ella se había propuesto y la puso comandando un pequeño ejército.

Vestida como soldado, pronto Juana se convirtió en una de las figuras centrales del Ejército Francés, y consiguió liberar Orleáns de las tropas inglesas; cosechando victoria tras victoria, consenso y estima entre los soldados de su ejército y el enemigo. Así, recuperó Jargeau, Meung, Beaugency y Patay.

El 17 de julio de 1427 Juana acompañó al Delfín a la Catedral de Reims, donde fue coronado como el soberano Carlos VII (derecho del que le habían despojado las tropas inglesas). La misión asignada por las voces se había concluido, pero Juana decidió que habría seguido combatiendo y que no se detendría hasta la reconquista de todo el territorio francés. Sin embargo, justamente por su manera de pensar y actuar, la aristocracia francesa empezó a considerarla un estorbo, su prestigio, con todo, crecía día a día, tanto que estaba oscureciendo a todos ellos. Así, durante el asedio de París, el nuevo soberano francés decidió, contrariamente a lo que le había prometido a Juana, no enviarle tropas para ayudarla en sus batallas, con la esperanza de que fuese vencida y muerta por los ingleses.

No obstante el exiguo ejército, Juana decidió continuar la batalla, en nombre del deber que Dios le había confiado, y durante la batalla de Compiègne en 1430, fue herida y capturada por los borgoñones, quienes la vendieron a los ingleses por 10.000 escudos.

En Inglaterra fue procesada por hechicería ante el tribunal eclesiástico de Ruán. Después de 14 meses llega la sentencia: Juana era culpable de herejía, de hecho sostenía poderse comunicar directamente con Dios, además, fue considerada culpable de actos ilícitos, como el haber escondido su género vistiendo ropas masculinas. Fue condenada a muerte y el 30 de mayo de 1431 fue quemada viva.

En 1456 el proceso contra Juana fue reabierto, el tribunal y todos sus actos fueron considerados ilegítimos, así que fue declarada inocente. En 1909 fue beatificada y en 1920 fue canonizada y aún hoy en día se encuentra entre los santos más venerados en Francia. Su santoral es el 30 de mayo.

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NdTr. Juana también es llamada la "Doncella de Orleáns", y "la Pucelle".

El apellido de su padre era "Darc", posteriormente con el ennoblecimiento se transformó en "d’Arc".

Según la leyenda, siguiendo los consejos de sus voces Juana debía buscar en la Iglesia de Santa Catalina una espada con cinco cruces, cuando la encontró fue aclamada por el pueblo y cuando fue detenida, esta espada desapareció.

Poco después, en Poitiers fue ordenada Caballero.

 

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