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a cargo de Teresa Este último gran terremoto ha dejado extensos e increíbles daños. Nos sentimos profundamente acongojados al pensar en los días amargos que están viviendo todas las personas que han sufrido pérdidas familiares y materiales. Por favor, no perdáis la esperanza y continuad siendo fuertes. Deseamos expresar nuestro sincero dolor, y tratar de proveer de toda la ayuda posible. Ikeda Riyoko
a cargo de Enju
La
calamidad sin precedentes que ha golpeado las regiones de
Kanto
y de
Tohoku
dejó una profunda herida como nunca antes vista no sólo en el corazón de las
víctimas de esta catástrofe, sino también en el de aquellos que no se han
visto directamente afectados. Incluso entre las personas que alguna vez fueron amigas, permanecen profundas grietas.
¿Por qué
incluso entre los que salieron indemnes de esta desgracia; deben nacer
litigios, rencores, fracturas semejantes?
Ante esta idea me
siento profundamente amargada. Estoy convencida de que quien no haya sido golpeado por esta calamidad, tiene una gran tarea por cumplir. He tenido que pasar este mes y medio con una expresión oscura en el rostro, rodeada por gentes que, tanto si admiraba las flores, si iba a encuentros deportivos, a los conciertos o, por añadidura, me ejercitaba en el canto; no han hecho más que repetir a mis espaldas "¿te parece que es el momento adecuado de hacer algo así?", "es algo carente de sentido común", "sería mejor evitar", pero ver hoy a quienes decían esas cosas en voz alta, como si nada, participando en lecciones de canto, yendo a Disneyland y asistiendo a encuentros deportivos me llena aún más de amargura. Una catástrofe puede herir el espíritu de las personas también de otra forma. Aquel día, el 11 de marzo, me esperaban los ensayos generales de la primera ópera dirigida por mí, "Fortunio!" Me precipité al teatro sin siquiera haber tenido el tiempo de preocuparme por mi estudio, irreconocible ya por el violento seísmo: como temía, tanto el palco como la platea estaban inutilizables a causa de los muchos objetos que habían caído desde lo alto, de modo que los ensayos previstos para aquel día fueron anulados. Visto que algunos miembros del cast se quedaron bloqueados en el tren por horas, también los recitales programados para ese día y los siguientes, eran riesgosos. Afortunadamente, tras los rígidos controles seguidos por los administradores del teatro, recibimos el visto bueno para subir a escena, si bien hasta el último momento continuamos atormentándonos por la idea de si era oportuno o no continuar con el montaje. Al final conseguimos subir a escena tanto el 12 como el 13, pero pudimos hacerlo justamente porque se trataba de aquellos días, si se hubiese tratado de fechas sucesivas habría sido muy difícil continuar con las representaciones en medio de las tempestad de las "auto-restricciones". Al pensar que asistieron espectadores, no obstante la paralización del transporte urbano y se tomaron la molestia de venir al teatro caminando largas distancias; en verdad, no pude dejar de conmoverme por el calor que nos demostraron y de pensar que la ópera "Fortunio" fue, justamente como menciona su nombre, "afortunada". Aunque después de aquello me vi obligada a vivir en medio de una especie de censura orquestada por las personas que dejándose llevar por la furia me tildaban de "irrespetuosa" sólo por haber usado palabras como "por fortuna" o "afortunadamente", no puedo hacer menos que constatar una vez más la fuerza que emana de la cultura y de la música bajo cualquier circunstancia. Naturalmente también han habido trabajos que fueron anulados o aplazados, pero tengo la sensación de que finalmente las personas a mi alrededor han recuperado la calma y que se está comenzando a volver a la normalidad. El hecho de que el 27 de marzo la conferencia en el Museo Internacional del Manga de Kyoto , del que estaba convencida que sería anulada, haya tenido lugar tal y como estaba programado, en verdad me infundió gran fuerza y valor. No obstante la ciudad de Kyoto, privada de la presencia de numerosos turistas extranjeros que normalmente la visitan en este periodo, tuviese un aire solitario; se pobló con tal número de espectadores que difícilmente podía contener a todos y la conferencia se desarrolló en una cálida atmósfera. ¡¡Muchas gracias a todos aquellos que estuvieron presentes!!
Ikeda Riyoko
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