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QUEEN ELIZABETH -LA REINA QUE DESPOSÓ LA PATRIA-

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SHAKESPEARE: ENRIQUE VIII

a cargo de Beralia

 

 
 
William Shakespeare, el más grande dramaturgo inglés de la era isabelina, no podía dejar de escribir una obra centrada en un reinado tan controvertido. Su título es: The Famous History of the Life of King Henry The Eight, más conocida como Enrique VIII.

 

Este drama, parece haber sido escrito entre octubre de 1612 y mayo del año siguiente, con ocasión de los esponsales de la princesa Isabel (hija de Jacobo I Estuardo) con el elector palatino Federico, pues al final de la obra hay una mención a este rey. La fuente, así como sucedió con otras obras de Shakespeare, son las Crónicas de Raphael Holinshed. La compañía de Shakespeare, "The King’s player" la representó en el teatro cubierto de Blackfriars (hacia 1601), y luego en el Glove Theatre (con el título de All is True); en éste último, con una reposición de gala fechada el 29 de junio de 1613 (festividad de San Pedro), pero con tan mala fortuna, que el primer acto terminó con el incendio del teatro, ocasionado por el fogonazo que se disparó al entrar el Rey al baile que ofrecía el cardenal Wolsey.

 

La primera edición impresa y que sirve para las ediciones futuras, data de 1623; de una trascripción completa hecha por Shakespeare para sus lectores, y está dividida en cinco actos.
 
Argumento:
I Acto:

 

Unos nobles están dialogando, cuando entra el duque de Buckingham, denunciando al Cardenal Wolsey por corrupción y traición. Irónicamente, él mismo es detenido por su cuñado Lord Abergavenny, basándose en la denuncia de un ex sirviente que le acusa de lo mismo. Enrique entra orgulloso y temeroso de las intrigas y del hecho de carecer de un heredero.

 

Catalina se arrodilla ante el Rey, suplicándole en nombre del pueblo que disminuya los tributos, y que no se deje llevar por las intrigas de Wolsey. El Rey le asegura que comparte su poder con ella, pero al mismo tiempo teme las conjuras en su contra, así que a pesar de oír el consejo de la Reina de ser justo y objetivo, le cree al testigo que acusa al duque.

 

En casa del cardenal Wolsey, durante el baile Enrique se enamora de la bella Anne Bullen (Ana Bolena). Acuciado por su falta de hederemos varones, que considera un castigo por haberse casado con la viuda de su hermano (duda que le ha sembrado Wolsey), expresa su desconfianza acerca de la validez de su matrimonio.
 
II Acto:

 

A punto de ser ejecutado, Buckingham hace un profético comentario acerca de los falsos amigos, y fallece como leal súbdito del Rey, pero ante todo de Dios.

 

Poco después, Ana, a quien no le molestaría ser Reina, tampoco le gustaría ser repudiada como ella. Rehusándose a ser una amante, acepta los regalos de amor del rey.

 

En la escena IV, tiene lugar el careo, siguiendo fielmente los hechos relatados por Holinshed: Catalina recuerda que es la hija del muy famoso rey Fernando de Aragón. Ella es una extranjera, una mujer sola entre tantos hombres, expuesta a la vergüenza de hablar de algo tan íntimo como es la cuestión de si consumó o no su primer matrimonio con Arturo. Puesto que no cuenta con la ayuda de sus compatriotas, rechaza la presencia de Wolsey, a quien considera su enemigo y pide el juicio del Papa.

 

No haciendo caso de nadie, la Reina se retira. Entonces, el Rey dice que miente aquel que diga tener una esposa mejor que Catalina, puesto que está dotada de inmejorables virtudes que la hacen "reina entre las reinas".
 
III Acto:

 

Campeggio y Wolsey intentan disuadir a la Reina de someterse al juicio del Papa. Catalina les pide lealtad para con Dios y con el Rey, no sea que "el peso de sus dolores caiga sobre ellos".

 

Ana se casa en secreto con el Rey, mientras que Wolsey trataba de conseguir la aprobación del Papa para poder así casar al Rey con una princesa francesa. Los nobles alaban el buen corazón y belleza de Ana, quien siendo luterana, hace temer a Wolsey su caída en desgracia, la cual ocurre cuando se demuestra que las acusaciones en su contra eran certeras. Antes de abandonar su cargo, Wolsey alienta a Thomas Cronwell de ofrecerle sus servicios al Rey, quien prontamente lo promueve.
 
IV Acto:

 

Tomás Moro es el nuevo canciller, y Thomas Cranmer el nuevo Arzobispo de Canterbury. Wolsey les desea mejor suerte que la suya.

 

Dignamente, Catalina se rehúsa a presentarse en los interrogatorios, y vive retirada en el palacio de Kimbolton con el título de Princesa viuda, habiéndose declarado su segundo matrimonio nulo.

 

Ana es coronada Reina de Inglaterra con gran pompa, mientras el Pueblo alaba la belleza y juventud de la nueva Reina.

 

Poco después de haber escuchado que Wolsey murió arrepentido, también lo hace Catalina, En escena, unos seres vestidos de blanco coronan con laureles a la Reina difunta, en contraste con la magnificencia que ostenta Ana en su coronación en la escena anterior.
 
V Acto:

 

El nuevo lord Canciller y otros funcionarios de la corte intentan ganar control sobre el Rey, acusando al Arzobispo de Canterbury de herejía. Sin embargo, el Arzobispo les muestra el anillo del Rey, como señal de su favor.
Finalmente, el Rey le pide que bautice a su hija recién nacida, Elizabeth. La obra se cierra con el anuncio profético de que Inglaterra conocerá la gloria bajo el reinado de la futura Reina Elizabeth.
 
Consideraciones:

 

Aunque el objetivo de esta obra es representar las circunstancias que precedieron al nacimiento de Isabel, se desarrollan algunas temáticas recurrentes en la obra shakesperiana: la traición, la deslealtad, la pasión y el castigo de los malévolos, sin incurrir en aspectos religiosos, sino permaneciendo siempre en el terreno moral. Así, Wolsey, el gran malvado es descubierto y recibe su castigo. Naturalmente, el personaje de Ana cambia de nombre, y es descrita como una mujer hermosa de buen corazón, aceptada por su pueblo. La gran sorpresa, sin embargo, es la construcción del personaje de la Reina Catalina, quien en opinión del estudioso Esteban Pujals, es la verdadera protagonista de la historia. En el Primer Acto, el Rey es galante con ella, siempre manifiesta una opinión positiva sobre ella, la cual se muestra generosa, indulgente e inteligente. Ella, como el duque de Buckingham, son capaces de ver la maldad de Wolsey, mientras que el Rey no, y es en la penúltima escena que Catalina desaparece, siendo coronada con laureles (símbolo del triunfo, pero también de la humildad), mientras que Ana es coronada con joyas. He aquí el gran contraste de la obra, que mientras que Ana representa valores terrenales (la juventud, la belleza, el lujo, el futuro), Catalina representa altísimos valores morales (es generosa, bondadosa, justa, inteligente, leal, humilde). Es un ejemplo para todas las reinas, pero justamente porque es inmejorable, reviste valores que no pertenecen a este mundo. Ella es algo único que nunca se volverá a repetir…
Hasta que la obra concluye con el bautizo de Isabel, la que será la gran Reina de Inglaterra y la llevará a la gloria. Es Isabel la promesa de ese futuro esplendoroso que recibe el ejemplo de una gran Reina (Catalina), y es la heredera de la belleza de su madre, Ana. Isabel es quien reunirá lo positivo de sus antecesoras.
 
Bibliografía
 
-PUJALS, Esteban: Drama, pensamiento y poesía en la literatura inglesa, Madrid, 1965.
 
-Shakespeare, William: Teatro completo II, Buenos Aires, El Ateneo, 1953.
 
Webgrafía:

 

Henry the Eight, Table of Contents
Henry VIII
Catherine of Aragon, humble and loyal
 
GALERÍA
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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